La fachada recuerda un poco a un bar irlandés, pero nada más lejos de la realidad. Dentro del local nos encontramos además con obras de jóvenes artistas que pueden comprar aquellos interesados y una decoración propia del barrio multicultural donde nos encontramos (están puestos distintos carteles antiguos de un diseño muy castizo). Se trata de un bar de tapas donde suele haber bastante gente, lo que muestra la calidad del sitio.
Está distribuido en dos salones contiguos donde el visitante puede sentarse a disfrutar de la gran variedad de tapas y vinos que ofrece el establecimiento. Entre sus tapas y raciones podemos destacar sus tostas, quiches, canapés….y por supuesto sus más de 30 vinos procedentes de todas las comunidades autónomas. Como seña de identidad del barrio, este local acoge a una clientela cosmopolita sin especial franja de edades o clase social debido a la unión de lo castizo con lo barato. Eso sí, por la noche cambia la cosa.
Y es que los fines de semana según la hora del día podemos encontrarnos con un ambiente completamente distinto. A la luz del día hallamos los residentes del barrio de Lavapiés de toda la vida, disfrutando de una tarde de entretenimiento en su bar de siempre con su consumición de siempre e incluso el bar es testigo de reencuentros de antiguos vecinos.
Pero por la noche, el bar se transforma y ese ambiente tan castizo cambia a uno más alternativo. Lo que abunda a esas horas son las copas de todo tipo, aunque no se dejan de servir vinos.
Como hemos dicho, los precios son razonables, suelen estar en torno a los 10-15 euros, así que a disfrutar de una jornada de cañas y tapas variadas.
Fuente Imagen: PromoMadrid
