

El Madrid del siglo XVII una ciudad muy diferente a la de nuestros días
Es mirando para el pasado que podemos ver los muchos cambios que se dieron en la capital. Madrid no siempre fue todo lo que vemos hoy. Desde el siglo XVII, la ciudad creció y se modernizó, como la vida misma. Y muchas de las cosas que vemos como símbolo de Madrid, ni siquiera existían.
De hecho, a principios de 1600, Felipe III trasladó la corte a Valladolid. Sin embargo, unos pocos años más tarde, hizo el cambio de la corte ya de forma definitiva a Madrid, y se fue consolidando en los siguientes reinados.
En esta época se dio un gran crecimiento de la población con la llegada de muchas familias nobles que buscaban una cercanía a la corte, con la esperanza de conseguir tener alguna influencia y mejorar su economía.
El siglo del Barroco
Con el Alcázar en remodelación y sin cumplir con la tendencia de moda actual, el barroco, el Conde Duque de Olivares se encargó de construir una residencia de recreo para el monarca. Así surge en Madrid el Palacio del Buen Retiro.
A medida que Madrid crece, Sevilla, que hasta entonces tenía mucho protagonismo dentro del Reino de España, empieza a perder parte de su población. Muchos de los artistas, tal como habían hecho los nobles, se dirigían a nuestra capital en búsqueda de un mejor futuro profesional.
La cuarta muralla de Madrid
Con el rápido crecimiento, las cercas de Felipe II y del Arrabal son superadas por la población. Entonces, Felipe III manda construir la cuarta muralla que, no teniendo un carácter defensivo, buscaba controlar el acceso de mercancías, facilitar el cobro de impuestos y, al mismo tiempo, vigilar las entradas y salidas de Madrid.
Esta cuarta muralla se encontraba delimitada Madrid por las rondas de Segovia, Toledo, Valencia y Atocha, las Avenidas de ciudad de Barcelona y Menéndez Pelayo, Alcalá, Serrano, Plaza de Colón, Princesa y subía bordeando el campo del Moro hasta llegar a la cuesta de la Vega.
La muralla se construyó adaptándose a la configuración del terreno y contaba con 5 puertas y 14 portillos que recibieron el nombre de edificios cercanos. Sus puertas se quedaban abiertas hasta las 22h en invierno y cerraban dos horas más tarde en verano. A su vez, los portillos se abrían en fechas específicas y siempre se cerraban con la puesta del sol.
Posteriormente la población siguió aumentado pero su crecimiento se hizo, en un primer momento, en espacios libres dentro de la muralla y, posteriormente, hacia el exterior.
Aún a día de hoy quedan dos restos visibles de esta cuarta muralla que cercó Madrid. Uno, en muy mal estado, forma parte del muro de contención del Parque de la Cornisa. El segundo resto visible se puede encontrar junto al Parque de Bomberos de la Ronda de Segovia.
¿Conocías estos detalles sobre el Madrid del siglo XVII? Sin duda se trataba de una ciudad muy distinta a la que conocemos hoy en día.