Le pusieron este nombre por el Cerro de las Vistillas, donde destacaban las increíbles vistas que se podían observar desde allí (podemos contemplar desde esta ubicación el parque del Moro, la catedral de la Almudena, la Casa de Campo, las orillas del Manzanares, las colinas del Pardo y a lo lejos o la Sierra de Guadarrama, entre otros lugares históricos de la capital).


Este lugar que se encuentra rodeando la basílica de San Francisco el Grande tiene un gran interés histórico-artístico. Ya en la Edad Media se utilizó el área del Cerro de las Vistillas como protección natural contra los ataques al ser un lugar montañoso.
Tras siglos de compras y ventas por parte de órdenes religiosas y nobleza, el Ayuntamiento de Madrid compró este terreno para convertirlo en las cuidadas zonas ajardinadas que son hoy en día. Hay que destacar también que en los años 20 se convirtió en habitual la aparición de distintos mercados de productos alimenticios en la Plaza de Gabriel Miró.
Por otro lado, la parte sur de estos jardines se conocen también por el nombre de Parque de la Cornisa, llamado así también por estar ubicado al borde de un barranco. Se encuentra situado detrás de San Francisco el Grande y ofrece un ambiente animado y distendido unido a sus increíbles vistas. Aquí también se preparan otras actividades como la tradición de hogueras en la noche de San Juan.
Actualmente se encuentra como sitio de descanso (sobre todo en verano en cualquiera de sus terrazas), de paseo y eventualmente como sitio de conciertos y fiestas. En concreto, se utiliza como escenario para espectáculos con motivo de fiestas como la tradicional y castiza fiesta de San Isidro o La Paloma.
Fuente Imagen: enric archivell