

- El Riojano (Mayor, 10). Pocas pastelerías de Madrid pueden presumir de atesorar tanta historia como esta pastelería, fundada en 1855 por el pastelero personal de la Reina María Cristina de Hagsburgo, Dámaso Maza. En su interior, parece que se ha detenido el tiempo: sus lámparas, sus apliques isabelinos, sus muebles de caoba traída de Cuba... y sobre todo, sus suculentos dulces, entre los que destacan sus tocinos de cielo, bartolillos, merengues, torrijas y bizcochos de soletilla.
- Antigua Pastelería del Pozo (Pozo, 8). En pleno corazón de Madrid encontramos la pastería más antigua, que data de 1830 y por la que han pasado tres generaciones de familias. El local respeta en su fachada los materiales de la época, con sus típicos cuarterones de madera. Si por algo destaca El Pozo es por sus inigualables planchas de hojaldre. Las hay de crema o de cabello de ángel, por supuesto elaboradas a mano. También son famosos sus Roscones de Reyes que elaboran durante todo el año.
- La Mallorquina (Puerta del Sol, 8). ¿Qué madrileño no conoce esta pastelería? Nacida en 1894 y ubicada en la misma Puerta del Sol, y siempre la encontrarás llena, aunque no por ello ha perdido calidad. Son conocidas sus napolitanas de crema, sus croissants, ensaimadas y trufas.
- La Duquesita (Fernando VI, 2). Menos conocida que las anteriores, no por ello deja de tener un encanto inigualable, sobre todo por lo coqueto de su pequeño local, abierto por vez primera en 1914.
Se dice que la Reina María Cristina fue su cliente más ilustre. En la actualidad es unas de las mejores pastelerías donde comprar una tarta, aunque también son famosos sus pestiños.
Enhorabuena a la pastelería LA MAYORQUINA, exquisitas las napolitanas de chocolate, yo siempre que visito la puesta el sol entro a la pastelería.