

Pues sí, es muy posible que a muchos de vosotros os sorprenda saber que en lo que hoy es la intensidad del tráfico del Paseo de la Castellana, hubo un día en el que transitaba una vaguada. En nuestro blog de Madrid también tenemos espacio para la Historia de Madrid: vaguada Castellana-Recoletos.
En el siglo XXI hablar del eje Castellana-Recoletos es hablar de tráfico, coches y caos. Pero no siempre ha sido así.
Cuando la ciudad se estaba desarrollando, el Paseo del Prado era un arroyo, un lugar alejado del centro de Madrid.
Estamos a finales del siglo XVI y comienzos del XVII y la vaguada Castellana-Recoletos se dividió en tres tramos. El primero el de recoletos, que se situa entre las actuales plaza de Colón y la fuente de Cibeles, el segundo tramo correspondería al tránsito desde San Jerónimo hasta la fuente de Neptuno y el último desde Atocha hasta la glorieta de Atocha.


Paseo de la Castellana. Wikipedia
Pero años más tarde, con la llegada de Carlos III, que tanto hizo por dar un aire nuevo a Madrid, la vaguada Castellana-Recoletos fue perdiendo sitio, propiciado por una transformación urbana de todo el entorno de la zona Castellana-Recoletos.
La parte más baja del arroyo, el tramo correspondiente a Recoletos, se verá transformado en pleno siglo XIX. Desde aquí, se fueron construyendo calles y edificando vaguada arriba. De aquí nacieron las calles de Diego de León, Jorge Juan o los altos del Hipódromo, que estaban donde hoy se instala la zona de Nuevos Ministerios.
La Castellana siguió creciendo hacia el norte y dejó para el olvido la vaguada Castellana-Recoletos, para convertirse en la principal arteria de Madrid, un “paseo” que cruza la ciudad de norte a sur.
Lo más curioso de esto es que pocos sabían de la existencia de la vaguada Castellana-Recoletos donde hoy hay toneladas de hormigón.