

La obra, adquirida por la norteamericana Gertrude Stein, pasó luego a la Galería de Kahnweiler, que la vendió en 1913 al coleccionista ruso I. A. Morosov. Tras la Revolución, pasó a formar parte de las colecciones estatales, y sólo en contadas ocasiones ha sido prestada por el Museo Pushkin de Moscú, en el que se conserva.
Esta pintura representa la parte cotidiana del mundo del circo. Picasso quiso profundizar en la vida de los artistas que formaban parte del espectáculo, en su día a día.
Y es que, desde 1904, Picasso visitaba a menudo el Circo Medrano, instalado cerca del estudio que el artista tenía en el Bateau-Lavoir, en Montmartre. Fue uno de los entretenimientos más populares entre los artistas impresionistas de la época.
Podemos apreciar perfectamente en la obra el contraste entre la malabarista y el hombre forzudo. La fragilidad y la fuerza se posicionan en un mismo paisaje con tonos bastante lúgubres.
Durante el período de exhibición en el Prado de La acróbata de la bola, el Área de Educación del Museo ha programado la celebración de breves explicaciones en sala de la misma ( sala 60) con el objetivo de ayudar al público a situarla en su contexto histórico-artístico.
De martes a viernes a las 12.30 y 17.30h.
Esta obra, que llegó a l Museo del Prado el 17 de septiembre, se quedará hasta el 18 de diciembre ( excepto 12 de octubre, 1 y 9 de noviembre y 6, 7, 8 y 9 de diciembre).
El museo abre de 9:00 a 20:00 horas de martes a domingo. La entrada general son 10 euros, y con descuento 5 euros ( mirar condiciones de descuentos en la página web).
Fuente Imagen: Frans & all