

La decoración hace honor al nombre del local, ya que está lleno de detalles que evocan una mazmorra de la época medieval, algo bastante conseguido, por cierto. Sólo para entrar tenemos que bajar unas escaleras estrechas decoradas con cadenas a los lados que dan una conseguida sensación de agobio. En el hall nos recibirá la dueña, si no está muy lleno el local, haciéndonos sentir como en casa.
Lo único negativo es que los sitios para sentarse no son muy espaciosos. Esto último, al principio, puede atosigar, pero pronto ni te das cuenta de tal inconveniente.
Suele estar lleno, sobre todo, en fines de semana, así que es mejor no ir muy tarde si no se quiere esperar largas colas. Debido a esto, el ambiente suele ser bullicioso. Aunque no hay una franja de edad determinada, es el sitio elegido de mucha gente joven antes de salir por la noche los fines de semana.
La carta de raciones es bastante variada, destacando la tortilla de patatas, los chorizos fritos, los huevos rotos y, por supuesto, la bandeja de patatas con sus distintas salsas.
Los platos están en torno a los 6-10 euros, excepto si pedimos productos que, ya de por sí, son caros, como los ibéricos. Un apunte, el pan lo cobran aparte, son 70 céntimos, pero siempre está bien saberlo.
Para beber hay mucho donde elegir, pero son muy populares las jarras de sangría, que son bastante baratas (unos 6 euros por jarra).
El gasto medio por persona ronda los 10-15 euros. Este establecimiento está abierto desde las 19:00 de Lunes a Domingo.
Fuente Imagen: sergio m. mahugo.